Consejos

Hay que tener cuidado
con amanecer en casas ajenas:
los pelos de gato se pegan a las botamangas,
el perro de la casa puede celar.
Hay que tener cuidado
con el frío de la madrugada,
con las migas de pan en la mesa,
con las llaves del auto, al estacionar.
No sea que uno se agarre un resfrío,
no sea que las hormigas se quieran trepar,
invadan el comedor, suban a las sillas,
y se apoderen de alguna trincha de pan.
Cuidado, cuidado de no dejar olvidada
alguna llave en una cerradura.
Porque si todo esto pasa, llega la tribulación, las sospechas de Alzheimer, las dudas,
las llamadas, los regaños, los suspiros y el cerrajero, luego de mucho esperar.
Hay que tener cuidado, señores,
al salir a farrear.

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